La investigación en el sector agroalimentario y su divulgación, ejes indispensables en una sostenibilidad ya no sólo medioambiental, sino también económica, social y sanitaria.
El futuro del planeta, la sociedad y del propio sector agroalimentario viene marcado por la innovación y la transferencia de conocimiento entre los distintos agentes que conforman el mismo. La seguridad alimentaria y la economía son inherentes a ello; y en esa firme apuesta, es donde nacen iniciativas como Agrobiocide, cuyos avances se daban a conocer, el pasado 5 de noviembre, en la Cooperativa San Blas de Ribaforada (aquí la galería de fotos del evento), y que, además, animan a seguir trabajando en el mismo.
Las personas asistentes escuchaban atentamente los detalles de los avances del proyecto.
Beatriz Royo, técnica del área de proyectos de UAGN -entidad coordinadora del proyecto-, presentaba el proyecto Agrobiocide, dirigido a la obtención de un nuevo insecticida biológico y a la demostración de su eficacia como alternativa al control químico de plagas en cultivos hortícolas. “Con el desarrollo de esta jornada demostrativa hemos intentado acercar la labor de una empresa joven e innovadora de Navarra al sector agrícola, y en especial a los agricultores presentes. Por un lado, se ha incidido en las tareas desarrolladas a lo largo del proyecto y la importancia del mismo de cara a proporcionarles herramientas para adaptarse a los cambios que se avecinan en el sector, en cuanto a normativas y exigencias en el uso de productos químicos; y, por otro, la empresa Bioinsectis ha dado a conocer su capacidad de producir bioinsecticidas altamente eficaces y más sostenibles desde el punto de vista del medio ambiente y de la salud”, explicaba.
Javier Caballero, director técnico de BIOINSECTIS S.L. -entidad socia en Agrobiocide- ahondaba en su papel a través de la charla titulada ‘Actualidad y futuro del uso de bioinsecticidas en hortícolas’, que comenzaba planteando los problemas que enfrenta la sociedad, el sector y el planeta: “En este mundo globalizado, el transporte de mercancías supone un transporte de plagas; y el uso de insecticidas, para hacer frente a dichas plagas o, en otras palabras, el uso de químicos para hacer frente a dichas plagas tiene relación directa con enfermedades como el parkinson”. Es en este contexto en el que aparecen los bioinsecticidas, como una alternativa más sostenible y segura, y el fin de solventar toda esa problemática. “No creemos que los insecticidas químicos vayan a desaparecer, dada su eficacia, pero sí que convivirá, es inevitable, con los bioinsecticidas”, afirmaba.
Foto grupal de las personas asistentes y participantes en el evento.
La Dra. Argiñe Unzue, investigadora de la UPNA -entidad socia en el proyecto-, seguía el hilo de Caballero con la ponencia ‘Bioinsecticidas: desde su producción hasta la aplicación en campo’, en la que exponía que “Bioinsectis trae un producto basado en un vaculavirus, dirigido a plagas concretas, confiriendo así una bioseguridad muy precisa: no atacará a polinizadores, aves, mamíferos ni a personas”, para después centrarse en el proceso de creación del bioinsecticida, cuya eficacia se había testado en tres cultivos frente a tres plagas: “Toma las células del insecto y se replica , provocando una muerte celular del insecto, lo descompone y se libera al entorno”. Un discurso que incentivaba una ronda de preguntas, en este caso enfocada en Agrobiocide, para cerrar la jornada.